viernes, febrero 06, 2009

Los saltos no tienen garantes, ni guantes

Para mi gran amigo Alejo Sivori compañero de escritura desde hace tantos años



Hay veces que se salta asumiendo riesgos. Siempre se asumen riesgos, para levantarse, para tomar unos mates, hasta para lavarse los dientes. Lo que pasa es que uno no vive pensando todo el tiempo en cada riesgo que asume. En otros momentos, como cuando se salta, hay riesgos que son más visibles, que se vuelven concientes, sobre todo antes de dormir. Se decide entonces, para eso de las cuatro de la mañana, saltar igual y sólo así, una vez tomada la decisión, podemos conciliar el sueño.

Cuando nos va mal (que es la mayoría de las veces), duele la caída más que cualquier otra cosa: el cuerpo se resiente, se debilita, pierde algo, imposible saber con exactitud qué (igual quién nos quita lo saltado, ¿no?).

Es bueno perder la mesura del paso, tan bueno como recuperarla a tiempo, sobre todo después de la caída (lástima que lo primero que se rompe siempre son los relojes, por eso yo hace años que dejé de usar reloj pulsera). También en las caídas por lo general se pierden los anteojos (entre otras cosas, como los zapatos), entonces no es tan fácil ver donde quedó la mesura. Uno va tanteando: “mmm acá hay una pierna”; “uy mirá, acá quedó el cuello”; “Che, pero ¿dónde está la mesura?” (por eso la tristeza nos desborda)

Para encontrar la mesura, antes hay que encontrar los anteojos, por una cuestión de lógica. Sin los anteojos no podemos encontrar nada (tantear es un buen verbo, pero no para estos casos).

Si encontramos los anteojos, tal vez después encontremos la mesura y con suerte y tanteo a favor, el amor.


Agustina Saubidet


PD (bueno, una posdata optimista): cuando se salta y nos va bien, no nos caemos, volamos o escribimos poesía.

¿vamos a tomar una gaseosa?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quisiera nomas que todo fuera como algún atardecer en la playa en el que de pronto suena, desde alguna parte, esa canción que tanto te gusta, y la canción pasa y el momento pasa y sabés que estuvo bien, que te hizo bien, y que después llegará otra canción con otros atardeceres y ojala que la vida se parezca a eso, nada más que eso, después del verano el verano, que bueno sería, y es un poco así, aunque no siempre nos damos cuenta. Al menos yo no.

Vamos por una Gaseosa Agustina.... y algo mas de aquello que no perdimos.

El Llanto....

Bizomáticas dijo...

Llanto: las fobias son deseor invertidos, yo prefiero vivir pensando que otros amaneceres son posibles siempre...
Dale vamos por una gaseosa y che, algún día tenemos que escribir juntos un guión de teatro.

Gute