martes, febrero 15, 2011

Diálogos mínimos

"-¿ya volviste de almorzar?
-Sí
-¿y qué comiste?
-Baices
-¿y qué es eso?
-cositas hechas con bizoma."

Diálogo entre Bahia e eu.

martes, febrero 08, 2011

Conpanyconelcafe

Eran como las seis de la mañana y lo sé porque el edificio comenzaba a oler a café. Me acuerdo que me dijiste que no me demore, que doy muchas vueltas, que siempre llegamos tarde. Yo necesitaba un café. Necesitaba olerlo como al pan. El olor del café como el olor del pan es muchísimo más delicioso que su sabor, te dije. No contestaste nada, sólo que me apure, que íbamos a llegar tarde.

Llovía mucho, me acuerdo porque te pusiste a limpiar el agua que habían entrado por la ventana, que yo decidí dejar abierta porque necesito aire (siempre necesito aire). Te dije que no te preocupes, que yo limpiaba, que te vayas solo, que yo me quería quedar.

Insististe. Yo insistí en quedarme, poniendo un tono dulce y fiacoso (una voz como de buzo desteñido y grande), prefiero quedarme sola, Necesito oler a café.

Me diste un beso y te fuiste. Y fue raro, porque en ese momento sentí que con vos se iba mucho más que vos.

Aseguré la puerta para que nadie entrara de sorpresa sin tocar, inclusive vos.

Me saqué los zapatos y el pijama y me puse un jean viejo con una musculosa con la espalda descubierta (quería tocarme el hombro derecho con la mano izquierda). Aproveché y conté mis pecas, que eran más que la última vez que las contaste. Puse música, pero no quise bailar. Me acosté en el sillón. Prendí la tele, la apagué. Fui al cuarto. Intenté inscribir y no pude. Y no me insistí más con probar cosas que ya probé que no funcionan cuando uno está raro con la vida. Entonces, me prendí un cigarrillo y me serví el segundo café, que nunca tiene el mismo olor que el primero, pero sabe más rico (el segundo café es siempre anterior al mate).

Me acordé de esa sensación, esa sensación de incomodidad con el mundo, que me enmudece (yo que tanto hablo, que tanto repito, que tanto deseo, que tanto quiero, qué hablo tanto, qué tanto repito, qué me repito, qué tanto deseo, qué tanto quiero, ya no eras vos, tampoco era yo, ya no era casi nada de lo que se había vuelto mi vida). Me invadía la misma extraña sensación que tenía de chica (y en la adolescencia también, y en la adultez temprana, que sería ahora).

Miré la puerta atrancada y me acordé de esa canción que decía algo así como que uno cuando atranca las puertas es para dejar las mentiras afuera, pero también la posibilidad de una verdad. Y ese día, necesitaba atrancar la puerta y quedarme en casa, sin mentiras, ni verdades, oliendo a café que es la única cosa válida que habita en una casa cuando uno está solo y no quiere nada más que dejar de sentirse así y que nadie te golpee la puerta para preguntarte qué te pasa, porque es lo mismo de siempre y en esas sensaciones cualquier cosa que te digan te pone peor, cualquier compañía es molesta, como el calor de noche y su fastidio. Esos días demoro el mate, y cada vez que entro a la cocina huelo a café y me acuerdo que nunca tomé un café con leche más rico que el primero que tomé, y que me preparó mi papá cuando yo tenía tres o cuatro años y descubría por primera y última vez que el olor de café y su gusto era iguales; porque después de eso, el olor y el gusto del café se separaron, dejando un hueco donde habita esa sensación como de espera de algo, algo tan sencillo como que el olor y el sabor del café, alguna vez, vuelvan a ser lo mismo.

Agustina Saubidet

viernes, febrero 04, 2011

Carnaval 2011

Cuando estaba con él fumaba porque así el tiempo pasaba más lento y yo medía el tiempo que estaba con él según cuántos cigarrillos me hubiera fumado. Ahora me manda un mensaje por un programa badoo o algo así, mandando un beso y un texto que nunca leí, sólo recibí el beso. Dice que se llama Walter, que tiene 37; y que busca chicas de 18 a 35 (claro como sabe de leyes, siempre busca mayores de 18). Hay cosas difíciles de no odiar, pero también pienso que lo que salva siempre es el baile y hay que aprender a sambar, porque es carnaval y se viene el fin de la carne, es la fiesta del fin de la carne y de los excesos. Una locura. Después del carnaval hay 40 días para purificarse, la famosa cuaresma. Pero ojo que lo importante es el carnaval, que viene de antes, de las fiestas dionisíacas griegas y egipcias… se baila, se come, se vive, se ama en exceso. Después está todo acabado, como la fe. Es algo así como cuando estaba con vos y se me acababa el paquete de puchos, entonces sabía que te ibas a ir y hacía lo que fuera por retenerte y ahí me di cuenta de que lo básico era sambar y yo no sé sambar , sé bailar muchas cosas y hago como que sé bailar samba, pero no sé bailar, es difícil.
Pero viene Carnaval, hay que apurarse porque viene carnaval y hay que bailar, porque después de carnaval no viene nada, sólo la saudade o el enojo por haber aprendido tanto ritmo al pedo más complicado (como el Forró que bailaba con vos) y no haberme dignado nunca a aprender algo más básico y hermoso como el samba no pé, que habla de respeto entre pies, entre pares, los pies nunca se pisan, nunca se lastiman, no mienten, el ritmo no miente ni promete nada, ni siquiera promete seguir, aunque siga, simplemente se cruzan los pies, se encastran, se juntan, se separan, se rozan, hasta A quarta-feira de cinzas … onde esta todo acabado.

Agus

“Quarta-feira de cinzas é o primeiro dia da Quaresma no calendário cristão ocidental. As cinzas que os cristãos católicos recebem neste dia é um símbolo para a reflexão sobre o dever da conversão, da mudança de vida, recordando a passageira, transitória, efêmera fragilidade da vida humana, sujeita à morte.e separan, se rozan, hasta a quarta feira de c
Como é o primeiro dia da Quaresma, ele ocorre um dia depois da terça-feira gorda ou Mardi Gras, o último dia da temporada de Carnaval.” Wikipedia 04/02/2011