martes, mayo 19, 2009

Media sonrisa (me darás mil hijos)

Media sonrisa al llanto y un cigarro de armar
se dobla hasta el cansancio de pelear por pelear
Media sonrisa afuera pero el pecho se parte
y en cada paso en falso te dan ganas de estar
más lejos…

Te acostumbraste al cuento de arañar la pared
Sangrando hasta los codos por un poco de PAZ
Penando hasta vagar con esos ojos dormidos
Andando desparejo hasta obligarme a caer
y dormir por dormir en casa

Media sonrisa al llanto y un cigarro de armar
Me acostumbré al espacio que dejaste al partir
Media sonrisa afuera pero el pecho se parte
Y cada paso en falso te dan ganas de estar
MÁS LEJOS...


(gute musicalizando)

lunes, mayo 18, 2009

a Mario Benedetti

Y sí, se nos fue un grande, un compañero de escritura, un buen amigo, un tío, un abuelo, un niño. ¿A dónde fuiste? Nadie sabe, pero como alguna vez escribiste en un poema:


donde estés

si es que estás

si estás llegando


aprovechá por fin

a respirar tranquilo

a llenarte de cielo los pulmones


donde estés

si es que estás

si estás llegando

será una pena que no exista Dios


pero habrá otros

claro que habra otros

dignos de recibirte.”(1)


Mientras vos llegás vaya a saber uno a dónde, si estás llegando, yo sigo acá en la tierra consternada, rabiosa, y triste sobre todo triste porque creí que eras eterno, porque quería que fueras eterno. Te vamos a extrañar mucho, sobre todo la literatura del sur a veces olvidada, también Galeano, Viglietti, Serrat, Subiela y yo y tantos otros, que te supimos conocer a tiempo. Pero creo, casi con certeza, que la que más te va a extrañar es la escritura.


Agustina Saubidet Bourel

(1) "Consternados, rabiosos". Mario Benedetti

Uno no se va...

No es sino hasta atravesar el temido y postergado momento del orden,
que uno comienza a irse.

Papeles gastados de tanto transportarse, con o sin sentido,
libros intervenidos y otros sin estrenar, cuestionándote porqué los trajiste,
monedas acumuladas en los confines de cada bolsillo, alahajero o rincón,
entradas que cual momentos contienen los rostros de aquellos con los que fueron compartidos,
piedras, testigos silenciosos que no mienten ni dejan espacio para el autoengaño;
Objetos diminutos, pequeños, medianos y grandes; rotos o funcionando; costosos y baratos;
Nada escapa al juicio que determinará si su destino es el de seguir acompañándonos en este viaje, esperar a ser rescatados (u olvidados) hasta el siguiente, o simple y sencillamente devenir desecho, aunque no sin antes ser despedidos.

Abro las puertas del clóset.
Cientos de despedidas en un solo cajón.

Decenas de cajones.

A la gente como yo siempre le falta tiempo para irse;
Por ello encuentro natural -y hasta predecible- que retrasemos el momento del orden.

Porque hasta que uno no se enfrenta a la montaña de objetos, recuerdos, vivencias,
Hasta que uno no realiza un balance que le permita determinar qué es lo que realmente quiere conservar,
y aquello que es mejor dejar atrás,

...hasta entonces,

UNO NO SE VA.



Leri.-
(ordenando, yéndome, casi volviendo...)

domingo, mayo 17, 2009

Te vamos a extrañar, Mario

Mario Benedetti 1920-2009
Gran escritor uruguayo


sábado, mayo 16, 2009

ópticas


Odio las ópticas porque se empeñan en vendernos puntos de vista.


Agustina Saubidet

jueves, mayo 14, 2009

Perdedores hermosos (a Luca Prodan y a Nippur)

Se lo extraña bastante a Luca. Cuando escucho su voz me pone un poco triste, porque me pregunto a dónde fue su cinismo, su ironía, su risa, su acento italiano, sus puntos suspensivos, su forma de habitar el abasto, córdoba, hurlingham, su ginebra, sus amores inconclusos, su hermandad con sus hermanos que son un poco cada una de las canciones que compuso.

Mi primo, Jorge, me contó que Luca solía ir a la Plaza de Marcelo T de Alvear y Callao a comer un sanguche de salame. Mi primo tuvo la posibilidad de verlo en Cemento, posibilidad que yo no tuve por una cuestión de generación, o de degeneración del tiempo. Fue una de las primeras personas que me acercaron a Luca, y lo envidio bastante a mi primo, no sólo porque lo conoció a Luca, sino porque vivió una Argentina que Luca tan solo comprendió, (y ese solo puede o no llevar acento) una Argentina plagada de contradicciones, con democracias pasajeras, con ilusiones que ya desde el momento de nacer se volvían caducas. Luca se alejó del viejo continente para no morir, pero la muerte la encontró acá, igualmente contradictorio y un poco enojado con la vida, ¿por qué nó? Porque es normal que las contradicciones nos enojen, nos produzcan cansancio, nos hagan creer que no se puede hacer mucho con eso que no se entiende. Buenos Aires es una ciudad de contrastes y a veces es un traste ver como dejamos morir algunas esquinas.

La verdad que se extraña al pelado, muchas veces me pregunté que diría Luca del menemismo, de cromagnon, de internet, de divididos, de las pelotas y de tantas otras cosas…La realidad es que lo extraño no sólo por su ironía al hablar de la realidad y de esas contradicciones también inconclusas; lo extraño también por todas esas canciones que no llegó a componer y cada vez que veo las escaleras del abasto, me pregunto si podré verlo comiendo un sanguche de salame, en algún otro lado, no muy lejos.


Agustina Saubidet Bourel


PD: gracias Nippur por acercarme a Luca una vez más. Te linkeo una vez más, merecido lo tiene Luca y vos; vos y Luca http://perdedoresyfracasados.blogspot.com/2009/05/beautiful-losers.html

Y también gracias a mi primo, Jorge.

La foto que subí de Luca es una de las fotos que más me gusta de él. Vaya a saber uno qué andaba mirando.





lunes, mayo 11, 2009

Reflexiones sobre una servilleta: Toma 3 (sobre lo se hace cuerpo)

Es de suponerse que a cada emoción corresponde un gesto, un semblante.

He dicho: Estoy feliz.
Más feliz de lo que he estado en mucho tiempo.
He dicho: Elijo reemplazar el miedo por intriga.
Por primera vez, trazo un camino diferente.

A mi lado, un cementerio de servilletas humedecidas se despiden del sobre gastado de un Tapsín;
mi espalda grita,
mi estómago se queja,
mis oídos crujen al despertar.

¡Qué raro es cuando el gesto no apaña nuestros estados más certeros!


Leri.-
(Embelesada por un día particularmente gris).

miércoles, mayo 06, 2009

en mi casa

Yo no sé bien donde meter tu ausencia. La lavo, la escurro, pero no encoge.
Extraño tu voz de teléfono fijo.


Agustina Saubidet (bourel)

Répétez avec moi: « No puedo » (fragmentos de novela)

"Aquello que no queremos saber de nosotros mismos, termina por llegar del exterior como un destino” Jung.


Le pidió que se quede esa noche en su casa. No contestó nada, como tantas otras veces.

-Dale, quedate a dormir… - le dijo ella.

El no dijo nada.

En broma ella le sugirió.

-A ver, Répétez avec moi: “No puedo”.

E insistió tanto hasta que finalmente él dijo “no puedo” y cuando lo dijo, le confesó que había sentido un gran dolor al decirlo.

Su “no puedo” susurrado fue igualmente contundente. Dejó entrever sus ganas de quedarse, pero sólo dijo “no puedo”. Era la primera vez que lo decía y esas palabras salidas de su boca, al escucharlas le permitieron a ella sentir un alivio. O más bien, esa angustia masiva que la invadía otras veces al separarme de él, ahora se había transformado en tristeza y la tristeza es más aliviante que la angustia, porque es más definida, porque tiene una razón más clara aunque injusta. “¿Por qué no puede?” Ya eso no importaba, le importaba ahora mucho más su propia tristeza que su impotencia; y sus caricias ya no le resultaban tan perfectas.

Antes de su “no puedo” a ella le angustiaba separarse de él. Era como sentir todo el tiempo que lo perdía, y vivía ese instante con desgarro y bastante poca dignidad.

Hoy con su “no puedo”, por primera vez sintió que era él el que podía perderla.

Él le mandó un mensaje diciéndole que la quería. Ella entendió que su querer no era suficiente, y se puso triste y lloró en silencio casi para adentro…tardó unos minutos en contestarle que ella también lo quería, sin embargo la tristeza había teñido ya su boca y su “te quiero” sonaba distinto. El lo sabe, y ella sabe que él lo sabe porque ambos son inteligentes y saben que hay cosas que tiñen las bocas en momentos poco apropiados a pesar del sentimiento. Ella decidió apagar el celular, ya no quería más los tequierosconsoladoresenmensajesdetexto; quería quedarse con el “no puedo” de él susurrado, demorando su tristeza en algún que otro texto.

Sobran ganas y falta tiempo. Hay tiempos que son lógicos. El problema son los otros tiempos.


Agustina Saubidet (Bourel)

martes, mayo 05, 2009

REdescapatoria (Una soga para Lopez)

Y así inició su día, convencido de que sería un día como cualquier otro, salvo que un poco más demorado, un poco más dormido, un poco menos deseado. Había llegado al punto en que dormir ya no le resultaba placentero. Lo conectaba en vía directa con su constante insatisfacción (nada productivo, o al menos eso pensaba).

Miró en el espejo su cara deformada y entumecida, sus ojos sin vida, perdidos. En otra época hubiera llorado frente a esa imagen de sí mismo que le era devuelta sin el mínimo de reconocimiento. Pensó que un extraterrestre, tal vez un robot, se había apoderado de su cuerpo. Se rió tan para adentro que no cambió su expresión. Otra prueba más para la teoría del robot.

Y tomó la camisa de la silla y se la puso, y partió hacia la oficina. Cuando llegó, le resultó difícil responder al saludo de compañeros que irónicamente bromeaban con que ¿estas son horas de llegar? Se sentó en su escritorio y notó que tenía más e-mails de los usuales, más e-mails de su jefe. Parecía que el darse cuenta de su ausencia fue suficiente argumento para erscribirle más, pedirle más cosas, denotar más urgencias. El tono absurdo, áspero, cortante. Se enojó. ¿Qué si hubiera estado enfermo? (Sabía por otro lado que no estaba enfermo pero eso no lo tranquilizaba) ¿Así se responde a años de absurda sumisión a las agujas del reloj?.

Fue entonces que entró su jefe, con el ceño fruncido, y comenzó: "¿Se puede saber qué demonios pasó? Llamó la gente de .... y tenemos que... y está claro que no pueden esperar porque esto debería haber estado ayer...". EL discurso de su jefe fue interrumpido por la reacción de López que se paró, y dijo casi gritando: "Ustedes me tienen harto. El cliente siempre quiere las cosas para ayer; y lo peor es que como Ustedes no conciben otra respuesta que sí, terminan explotándonos a Nosotros que ya no conocemos hora de salida. Y EL DÍA que se nos ocurre dormir más, no hacen otra cosa que remarcar la falta como si se tratara de una empresa donde se trabaja de 9 a 18. ¿Sabe qué? No voy a ser partícipe de esto. Renuncio. El cliente va a tener que esperar."

Las palabras llegaron antes de que las pensara, como si las hubiera dicho el robot y no él.
A medida que avanzaba por el pasillo, sus compañeros comenzaron a aplaudir -sabían que era una licencia que algunas veces se podían tomar, siempre y cuando al otro día se quedaran trabajando hasta tarde.

Una sonrisa se dibujó en el rostro cansado de López, que ya no parecía tan cansado, y a medida que salía del edificio, se convirtió en una carcajada. "¿Viste que no era tan difícil?", se dijo, mientras hacía su reflexión. "Nunca hay que menospreciar los efectos de un buen sueño".

Leri.-

lunes, mayo 04, 2009

Red de redescapatoria (Maurico Luja)

Y de repente descubrió que el sonifo del teléfono en su sueño no había sido otro que el despertador a la realidad, que yacía allí, mudo y sin movimiento ahora, porque la cuerda se había terminado. Y López se desperezó, para ir a ver esa cara de siempre en el espejo del baño, y resignarse a seguir con la rutina, por esta mañana un poco tardía, y gozar del no tan habitual regaño del patrón.

Por Mauricio Luja (comentario original del posteo anterior... ¿continuará?)

sábado, mayo 02, 2009

REdescapatoria

López tuvo entonces un sueño extraño, esos que en raras ocasiones pueden reproducirse, esos que te hacen despertar transpirado ignorando el lugar donde uno ha dormido (aunque sea la cama de siempre, con la mesa de luz de siempre, sobre la almohada de siempre). Esos sueños que al recordarlos no son lógicos, pero al momento de vivirlos su sentido es transparente. Pero claro, los sueños nunca son los mismos, como las arrugas de la cama (salvo las de las revistas de decoración donde todo se encuentra en el lugar preciso y nada podría ser de otra forma). Los sueños en cambio siempre son distintos.
López había soñado con un parque oscuro, profundo, rodeado de sauces llorones, laureles y eucaliptos. Sus manos tenían un líquido viscoso del que Lopez no lograba deshacerse. Todo el sueño había transcurrido bajo esta lucha entre sus más y aquella extraña sustancia.
El teléfono suena varias veces, hasta que López finalmente consigue despertarse, pero no llega a atender. No puede levantarse de la cama, se siente como Gregor Samsa.
Mira su cuarto tan pulcramente ordenado y por primera vez le da asco tanta limpieza, tanto orden: su camisa planchada en el respaldo de la silla, presta a no ser usada; su traje demorado en la percha detrás de la puerta del cuarto (por un momento López piensa que podría cobrar vida y tiene miedo). Mira su mesa luz de madera oscura, vacía de cualquier emoción, un despertador silencioso que detiene el tiempo entre sus agujas. No hay nada peor que el silencio de su casa, no hay nada peor que la sombra del mediodía sobre su cara. (¿continuará?)

Agustina Saubidet
PD: gracias por tu texto, hermanita, aquí modestamente intento continuarlo, aunque presiento que hay historias que no tienen fin. Gute