jueves, enero 08, 2009

Una red para que saltes (hoy por ti)


De niña solía perder el equilibrio y caer. Sus piernas diminutas albergaban las marcas de cada golpe. A ella le gustaba pensar que esas marcas eran porciones de vida, como las líneas que veía formarse en los ojos de su mamá cada vez que reía. Como pequeños arco iris que habitaban su piel luego de una lluvia tempestuosa.

-Reíte mami! Quiero ver tus arrugas –demandaba insistente. Pero el rostro de su madre cobraba un aspecto lúgubre y áspero; y todo lo que obtenía era una mirada desdeñosa que la entristecía profundamente.

Un día dejó de demandar, mucho antes de entender que esa rigidez, que esa angustia, poco tenían que ver con ella y con su dificultad de caminar.

Para ese entonces, cansada de caerse, ya se había comprado un bonito bastón, colmado de espejos y de piedras preciosas, que utilizaba cuando sentía que sus piernas se aflojaban. Eso no ocurría siempre, ciertamente no cuando bailaba, cuando escribía, cuando reía desde el fondo de su ser, ciertamente no cuando estaba con él; ahí sus piernas se aflojaban pero no era lo mismo, ya no buscaba equilibrio, buscaba enredarse en su piel y desaparecer para siempre en ese revoloteo de manos y almohadas y sábanas y olores que no se iban.

Y sí, eventualmente, pasó lo que tenía que pasarle (porque siempre estas cosas le pasaban a ella). Se dio cuenta que desde allí arriba las caídas dolían más.

Y cada vez le pesaba más caer.
Llegó a pesarle tanto que en un momento dejó de concebir la vida sin su bastón (el cansancio hacía que pierda el equilibrio… y ella estaba agotada).
Dejó de bailar también, porque, después de todo, ¿a quién no le incomoda bailar con un bastón?
Había olvidado que cuando bailaba no lo necesitaba.
Había olvidado que una vez había adorado esas marcas de arco iris sobre su piel.

* * *

Si pudieras verte, tan bella, tan llena de colores como yo te veo.

Cierro mis ojos y tiendo la red.
Para que saltes,
para que rías,
para que llores,
para que bailes,
para que escribas,
para que caigas de nuevo…

Porque caer es tan cierto como la vida y la muerte.
Nosotros, en cambio, somos mucho más que eso.



Tus amigos ególatras &
Lerinha (encarnando a “Tus amigos ególatras”).

2 comentarios:

Unknown dijo...

una red de corazones. leri con una red de corazones esperando abajo. por si hace falta yo afirmo una esquinita.

Bizomáticas dijo...

Gracias Alecin por ser parte de la red! Siempre vas a estar.