Apropiarse de un nombre propio no es nada fácil, pues no hemos sido nosotros quien lo hemos elegido. Estamos destinados a la rebeldía desde un comienzo (o a una sumisión implacable).
Agustina Saubidet Angustia sin bidet, sería pues una opción indeseable; pero válida, en la medida en que podemos alejarnos de aquello que no elegimos conservar. Algo se pierde, se mezcla y ahí radica lo poquito de nuestra originalidad.
Un silencio entre comillas se abre, y es hoy un trabajo inédito, pero dónde empiezan las comillas y ¡por dios! ¡cuándo terminan!
Somos hablados, referidos, reconocidos, renombrados. Somos aquellos que no vemos de nosotros, pero que implacablemente día tras día nos sentencia sin consuelo
Anoche me pensé como antes, distinta, con brillo, con los ojos grandes, café, esos que no quiero mostrar y que me nombran por fuera de mi nombre propio; y tal vez sea cierto que lo único que tengo y que conservo sea mi mirada, pero no puedo verla, salvo en un espejo, pero soy yo al revés y qué importa y sí, claro que importa.
Gute Saubidet
3 comentarios:
Me gustó!
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Gracias Caballos Blancos, a mí me encantó que hayas pasado por acá. Besotes. Gute
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