"Ayer te encontré diciéndome que me hace feliz agredirte y esto claro, me sorprendió bastante. Sobre todo, teniendo en cuenta a quien estaba dirigida mi agresión.
Cuando uno advierte estas verdades, todo se vuelve entonces mucho mas pesado y zigzagueante. Casi como una condena, pero uno puede elegir qué hacer.
Entonces hubo un instante de tremenda claridad, como suelen ser los instantes y me detuve justo a tiempo como para escribir otra cosa. Claro, me supe ver distinto, que esto no me pertenece o si me pertenece, y en nada me agrada y quisiera cambiarlo.
El conflicto principal radica tal vez en que uno no puede modificarlo todo, tan solo ir diluyendo los errores y también las miradas ajenas sobre uno, y apropiarse de lo realmente sea propio… que a esta altura no sé ya bien qué es. Entonces, supe verme ahì, en ese espejo del ascensor, queriéndome alejar de lo que no me agrada de mí, a la vez que viéndolo por primera vez: un objeto distante del que quería deshacerme en ese momento, en el instante mismo donde lo había encontrado.
Gute Saubidet
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