Yo me sé otra. De equilibrios desbalances y caídas. Falsas salidas y malas compañías. Hay debilidades etílicas. Hay amigos, pero algunos parecen tener síndrome de corcho, pegando sus bocas a las de las botellas. Es preferible pegar la boca a otros labios, pero cuando no hay labios a los que pegarse es mejor mantener la boca cerrada, dicen que no entran moscas de esa manera. El caso es que este fulano estaba en mala compañía, la suya, no la mía. Las cosas pasan. No sé, esto no es lo que quería decir, si es que quería decir algo. Recurrente el alcohol porque me traigo una resaca que me reseca y me saca lo nulo de mí. En fin. Hay fines de línea y hay etapas de descanso, lo que es necio es seguir en el lugar donde uno no pertenece (ahhh que familiar me suena ese caso). Pero conócete a ti mismo, decía el oráculo, frase que se robó impúdicamente y con toda las saña del perro roñoso, aquel profesor de anatomía que parecía chino, y al que salvo esa frase robada, no se le entendía nada. Hay cosas que duelen y cosas que fortalecen. Hay cosas que nos dejan pensando. Lo que no te mata te fortalece y yo no soy supermán. Llega un momento en la vida que de tan fuertes deberíamos ser inmunes a todo, pero nah, ni madres, seguimos doliendo y causando dolor, pero ahhhhh en medio de la tormenta siempre está el faro de los amigos (me recontraconsta), y, como es mi caso, a pesar de decir tanta incoherencia el sentimiento es claro, los amigos son más que un faro (intenta abrazar un faro y verás lo que digo).
Mauricio
jueves, enero 08, 2009
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