"Aquello que no queremos saber de nosotros mismos, termina por llegar del exterior como un destino” Jung.
Le pidió que se quede esa noche en su casa. No contestó nada, como tantas otras veces.
-Dale, quedate a dormir… - le dijo ella.
El no dijo nada.
En broma ella le sugirió.
-A ver, Répétez avec moi: “No puedo”.
E insistió tanto hasta que finalmente él dijo “no puedo” y cuando lo dijo, le confesó que había sentido un gran dolor al decirlo.
Su “no puedo” susurrado fue igualmente contundente. Dejó entrever sus ganas de quedarse, pero sólo dijo “no puedo”. Era la primera vez que lo decía y esas palabras salidas de su boca, al escucharlas le permitieron a ella sentir un alivio. O más bien, esa angustia masiva que la invadía otras veces al separarme de él, ahora se había transformado en tristeza y la tristeza es más aliviante que la angustia, porque es más definida, porque tiene una razón más clara aunque injusta. “¿Por qué no puede?” Ya eso no importaba, le importaba ahora mucho más su propia tristeza que su impotencia; y sus caricias ya no le resultaban tan perfectas.
Antes de su “no puedo” a ella le angustiaba separarse de él. Era como sentir todo el tiempo que lo perdía, y vivía ese instante con desgarro y bastante poca dignidad.
Hoy con su “no puedo”, por primera vez sintió que era él el que podía perderla.
Él le mandó un mensaje diciéndole que la quería. Ella entendió que su querer no era suficiente, y se puso triste y lloró en silencio casi para adentro…tardó unos minutos en contestarle que ella también lo quería, sin embargo la tristeza había teñido ya su boca y su “te quiero” sonaba distinto. El lo sabe, y ella sabe que él lo sabe porque ambos son inteligentes y saben que hay cosas que tiñen las bocas en momentos poco apropiados a pesar del sentimiento. Ella decidió apagar el celular, ya no quería más los tequierosconsoladoresenmensajesdetexto; quería quedarse con el “no puedo” de él susurrado, demorando su tristeza en algún que otro texto.
Sobran ganas y falta tiempo. Hay tiempos que son lógicos. El problema son los otros tiempos.
Agustina Saubidet (Bourel)
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