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domingo, abril 17, 2011

Fragmentos de mensaje en una botella de baileys

“Te traje un miedo -le dije-. No hace falta que lo desenvuelvas. Por las dudas dejalo en su caja, no vaya a ser que se desparrame y te llene de miedos la casa” (tanto que ya no puedas habitarla). Él en cambio, me trajo una botella de baileys envuelta en una bolsa de plástico de supermercado chino (quizás sin esa bolsa todo me hubiera parecido menos natural).

Agus Saubidet

domingo, septiembre 12, 2010

Textos antaño, fragmentos sueltos en el tiempo

Volvía al taller de escritura y con esto, a darme cuenta que la temporalidad de mis relatos está afectada, no se sábe desde dónde hablan los personajes. Todo futuro que se expresa como presente va perdiendo credibilidad, me dijo Staffo y pensé en el tiempo, que en mis relatos está en pasado del pasado del presente, y también el presente todo mezclado. Ordenando la compu encontré pedazos de cosas que nunca terminaron de ser algo, por algo son fragmentos, para mí muy bellos e intensos, de épocas bastante distantes y él sólo hecho de publicarlos, los libera siempre del pensamiento y tal vez los ponga en conexión. No sé...

tengo fotos en mi cabeza de vos, fotos que ni una cámara puede captar, porque son fotos para mí, fotos que quedaron impresas en mi cuerpo, imborrables, borrachas, tiernas, fotos movidas, extremadamente nítidas, en sepia, en blanco y negro y en color, ese color que entra de madrugada, con los pájaros que cantan para decir que todo está terminando, pronto.

y éramos tan oscuros, dijiste

Y tu espalda

la curva de tu espalda

vos, cerrando la persiana

caminando casi sin tocar el piso

como poniendo los pies de costado sobre el empeine

un poco volando, un poco porque tenías frío

ah y cuando sonaba el despertador

que BELLAMENTE

sonó muuuuuchas veces, siempre

y cada vez que sonaba, yo lo adoraba

porque te tenias que dar vuelta a apagarlo

y por entre la rendijas de la persiana

entraba una luz que te sentaba tan bien

tu cuerpo blanco azulado

y una sombra negra, alrededor

y cada vez que lo apagabas

volvías a besarme el hombro

por eso amaba al despertador

y te amaba tanto a vos

y pucha, también me amaba tanto a mí, por amarte así

Devenir cerro, devenir Guatemala, Cuzco y en ese instante yo devenía en vos y vos en mí, y me sacaste una sonrisa espontánea, esa que no sale nunca, y te supe cerca, amante rival amigo, y pensé en el paraguas y en sus puntas cruzada que no indican el norte y pensé que no quería salir del concepto (menos debajo del plano) y llegué a la esquina y es tan difícil manejarlo e intuyo que será difícil siempre y que habrá que acostumbrarse a sentir así, porque sé que vos lo sentiste también y lo sé simplemente porque sino yo no lo hubiera sentido tampoco y lo sentiste, claro vos también, el devenir cierro dijimos, sentiste el devenir cerro tocándonos la pera con la mano izquierda, a lo argentino, y sonreímos y el paraguas era quizás el plano y no sé por qué mientras caminábamos hacia la avenida, pensé en el paraguas, conejillo de indias, mientras caminábamos pensé en el paraguas, paraguas placebo, paraguas planos… y el viento en contra siempre y nosotros sobrevolando el plano, siempre también, detrás de él nosotros concepto, y lo sentí en el cuerpo y en el devenir cerro y Deleuze tenía razón, cuerpos sin órganos, ese concepto que ni Guattari ni él podrían explicar por separado y tal vez tampoco juntos, y que pena que se haya ido, tanta pena como salir del paraguas.

Gute

miércoles, julio 14, 2010

El Arte deStapa


Te desdejo a destajo

cual margarita con pétalos de más


Despellejo lo poco que quedaba de vos

Unos cds muertos que ya no escucho

Música en la papelera de reciclaje

Cuánto dolor te causaría sólo el hecho de arrimarte a mi emoción

La del grito que llora hacia adentro, como un suave desgarro solitario,

Un aullido hacia adentro

Y también esa alegría tardía por aquello que pude ver y que tanto quise


Te desdigo en mucho

Pero mis palabras ya no van hacia un reclamo especular

Las palabras me las digo y me miro como sintiendo una mezcla rara entre angustia y orgullo.

Allá vos con tus contradicciones carceleras que te envolvieron en una prisión sin tiempo, vos lo dijiste, "con el talento no alcanza, hace falta…" No me acuerdo cómo seguiste y menos importa ahora.

Todo lo que digo, me lo digo.

Todo lo que guardo, me produce alergia. Es como estar encerrada en verano con la estufa prendida, eso me da alergia, eso me saca el aire, eso hace que mis células mueran antes, acelero los procesos que duelen, para que molesten menos, por eso me decían "la petite souris" que caminaba rápido por las cuestas empedradas de Lisboa... eso es lo que guardo, ese calor por lo no dicho, por lo no hecho.


Hoy trabajaba y me sentía feliz, perdí mucho para sentirme feliz…

Después tuve ganas de escribir y de llamar, de escuchar una voz, y este domingo particularmente, fue un domingo particularmente.


Particulares 30 fumaba mi viejo, particulares treinta escuché en la puerta de la calle de bulnes esperando a que un gran amigo bajara a abrirme... el olor del pucho de mi viejo, distaba mucho del dolor de tu cuello colonia, olor ahora de su ausencia, porque cuando uno sabe que eso no vuelve, la cosa se complica y antes de llorar por lo perdido, prefiero escribir sobre lo dejado.



La escritura da a un lugar de soledad,

Como da a un patio, o algo así...


Respiro.


Gute


Arte de tapa: poiylltos, producción colectiva tiquilla-argenta



miércoles, noviembre 25, 2009

Cortazar hablando sobre el cuento y la fotografía

Fragmento de Aspectos del cuento.

"La novela y el cuento se dejan comparar analógicamente con el cine y la fotografía, en la medida en que una película es en principio un "orden abierto", novelesco, mientras que una fotografía lograda presupone una ceñida limitación previa, impuesta en parte por el reducido campo que abarca la cámara y por la forma en que el fotógrafo utiliza estéticamente esa limitación. No sé si ustedes han oído hablar de su arte a un fotógrafo profesional; a mí siempre me ha sorprendido el que se exprese tal como podría hacerlo un cuentista en muchos aspectos. Fotógrafos de la calidad de un Cartier-Bresson o de un Brasai definen su arte como una aparente paradoja: la de recortar un fragmento de la realidad, fijándole determinados límites, pero de manera tal que ese recorte actúe como una explosión que abre de par en par una realidad mucho más amplia, como una visión dinámica que trasciende espiritualmente el campo abarcado por la cámara. Mientras en el cine, como en la novela, la captación de esa realidad más amplia y multiforme se logra mediante el desarrollo de elementos parciales, acumulativos, que no excluyen, por supuesto, una síntesis que dé el "clímax" de la obra, en una fotografía o en un cuento de gran calidad se procede inversamente, es decir que el fotógrafo o el cuentista se ven precisados a escoger y limitar una imagen o un acaecimiento que sean significativos, que no solamente valgan por sí mismos, sino que sean capaces de actuar en el espectador o en el lector como una especie de apertura, de fermento que proyecta la inteligencia y la sensibilidad hacia algo que va mucha más allá de la anécdota visual o literaria contenidas en la foto o en el cuento. Un escritor argentino, muy amigo del boxeo, me decía que en ese combate que se entabla entre un texto apasionante y su lector, la novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock-out." Julio Cortazar

Agradezco a Marcelo Guerrieri, quien tan generosamente ayer en el programa Cazadores de Tornados conducido por Cristina Estrella, nos hizo conocer este maravilloso texto.
Gracias Marce, y gracias Cristo por la invitación de ayer, la verdad muy buen programa, al menos yo me divertí mucho.
Gute

lunes, julio 27, 2009

Mandíbulas (condición erótica) fragmento

"Hace poco, me di cuenta de que una de las cosas que más me atraen de los hombres son sus mandíbulas; y cuando digo mandíbulas, me refiero a aquellos rostros con mandíbulas marcadas, angulosas: rectangulares, agudas, obtusas y rectas (claro, cómo no iba a enamorarme de él si al principio fue tan recto, luego tan agudo y finalmente tan obtuso)
Pero "no es una mandíbula mi corazón" y esos ángulos, cuando uno los corta, pueden volverse dagas; y de eso también me di cuenta -aunque pensándolo bien, las dagas también pueden atravesar los recuerdos, hasta matarlos, como una foto instantánea-."



Agustina Saubidet (Gute)


Versión abreviada de un relato más extenso, editada para Bizoma