miércoles, septiembre 15, 2010

Actos heroicos 2: Silencios rojos

No creo en los actos heróicos, esos en los que cree el común de la gente, eso de irte a buscar a la salida del trabajo, o las 3 de la mañana; o en hacer parar un avión. No, para mí esos no son actos heroicos, eso es pelotudez. Yo me refiero a los actos heroicos más micros, en esos creo, aunque no creo del todo, creo a medias; pero en algo sí, y eso que me hace no creer del todo, es lo que permite tener los ojos abiertos y no cegarme frente a la pelotudez.
Entonces, creo en algo del orden del acto heroico en un formato más micro (¿por qué a alguien que está escribiendo nadie le da un asiento en el colectivo?, cuando escribo mi movilidad está reducida, ¿es que acaso no lo ven? “Si me dejás sentar, te lo voy a agradecer” Estoy escribiendo, mi movilidad es reducida, si frena me caigo porque con la derecha agarro el cuaderno y con la izquierda escribo, y mi movilidad está reducida por la escritura). Como decía, resulta, estemmm, que yo quería acabar con toda esa historia y fui decidida a hacerlo. Fui a su casa y ups, lo que nunca…me había olvidado el frasquito para las lentes de contacto (nunca en mi vida me había olvidado eso y hace como 15 años que las uso) el caso es que me lo había olvidado así que no podía quedarme ahí, tenía que irme y volver a casa y dormir en casa de nuevo, no me podía quedar a dormir con las lentes puestas y yo tenía sueño, mucho, muchísimo. Ahí viene el acto heroico micro que por lo general hace lo imposible.
Acto heroico: se fue el quia a comprar la solución salina para mis lentes e improvisó un estuche esterilizado (al menos eso dijo). Nunca lo escuché irse a la farmacia, tampoco volver. Sé que me despertó para que me sacara las lentes, y me preguntó si era de la Plata, si tenía parientes, por los de las diagonales, dijo, después seguí durmiendo y no pasó nada, me quedé dormida, dormí casi sin él, dormí y a la mañana hice lo que tenía que hacer y terminé con esa historia; porque sé que es lo mejor; sino, no hubiera sido un acto heroico (un protagonista más cercano a la tragedia griega que a un héroe joligudense, un héroe con todas las letras tercermundistas, un superchango). Para mí, ese fue su único acto heroico, cuando ya no importaba tanto que lo hiciera, aunque por decir esto algunos me acusen de actos histéricos.
Ahora ya sabía que el héroe no hace las cosas para el otro, hace las cosas para auto aplaudirse. Él no quería que me fuera, pero no me lo dijo; se lo dijo con un acto, a él mismo, pero él mismo no lo escuchó y pensó que era para mí, un acto heroico en el cuál yo creo que creo a medias, no lo hizo para mí, lo hizo para él y un poco también para ambos, Algo pasó, de ese acto heroico quedó algo en mí que rescato, hacer algo… quizás por eso empecé percu, empecé por el simple hecho de aprender percusión y nada más que eso; tal vez por eso no se lo conté a nadie, porque era mi primer acto heroico micro dirigido hacia mí, porque hay que dudar de lo creado por otro. Mejor empezar por crear en la propia casa, que puede ser un tambor también (y en eso creo, en el cuero del tambor áspero, curtido, obrero, creo en eso por encima de cualquier otra cosa, incluso de un paréntesis).

Gute Saubidet texto y fotografía


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