domingo, junio 27, 2010

"El habla supone la escritura" AntiEdipo, Deleuze Guattari


Hay noches que son livianas, donde el silencio reina con un pueblo que lo adora. Yo sería el pueblo, pero no sé si Marx (no groucho, charles noningals) estaría de acuerdo con nombrar pueblo a una sola persona.

Hoy arranqué con el Antiedipo de Guattari Deleuze, las máquinas deseantes… no sé si lo entendí, sólo sé que se trata de algo de eso en las nueve primeras página (lo que duró el viaje desde Palermo hasta flores, de parada y con regalos colgando de todos lados). Mi cerebro cansado retuvo un par de ideas. Algo así como que no existe la diferencia entre naturaleza y cultura, que todo se trata de producción, el deseo, ese que circula, lo hace mediante la producción, entre la producción. Me acordé de nosotros, escribiendo de a dos, o tomando una cerveza quilmes en un no bar.

Yo siempre fui más Guattari, y él siempre más Deleuze, soñé con él antes de tener el antiedipo en mis manos, soñé que lo besaba y te perdía. Hay veces que no quiero besar a nadie, porque mi producción deseante va por otros lugares, lugares raros, extraños, son como éclats, como explosiones de deseo y hasta que no las llevo a cabo, no paro. Hay veces que el frío no se tapa con nada, porque no se siente. Hoy hace frío; pero acá en casa no tengo frío, podría ahora terminar el mundo y yo seguir escribiendo.

Las máquinas deseantes.

Este año fue difícil. En realidad, mi año empezó hace un año y medio, el 11 de enero de 2009, fecha en que no he dejado de perder cosas, y no me refiero a pañuelos, sino a máquinas deseantes, vueltas sobre cuerpos sin órganos que las expulsan por estar tan llenos de ruido, (el subte me enloquece), al cuerpo sin órganos no le gustan las máquinas deseantes, lo enloquecen… “tantos clavos de carne, tanto suplicio”, se emiten sonidos guturales frente a la profesora giralt font que me decía “marido rico, saubidet” cuando me equivocaba con alguna regla gramatical. Frente a tanta regla, yo emitía sonidos guturales que después vomitaba en un papel, hacía una poesía y giraltfont me aplaudia y eran una mierda (todavía recuerdo mis primeros textos, mis poesías de amor con rima, puaj una mierda). Yo no quería un marido rico, no quería morir en eso, morir en eso era como reafirmar la ausencia de mi inteligencia, después aprendí que la inteligencia nada tiene que ver con reglas de gramática. Pero bueno, por ahí te ayudaba o vos me pedías ayuda con la gramática, con la escritura, aunque no tenés muchos errores de ortografía o me lo imagino.

Nunca había soñado con vos.

Se me ocurrió en el bondi Palermo flores, una parte de la novela “yo sabía que mis problemas no eran sus problemas, en principio porque al menos ella sabía enunciarlos, ordenarlos, detallarlos, jerarquizarlos, enumerarlos. Ella me hablaba de todos sus problemas y por alguna razón ya tanto no me interesaba oirlos, yo hacía que la escuchaba, pero en realidad estaba mirando al tipo de la vereda, sentado, con su pucho y con frío, porque los vicios siempre pueden más…, pero era anecdótico. En realidad quería irme, no sé, a sacar fotos, harta de escuchar problemas y pensando que al fin de cuentas mi vida no estaba tan mal; pero algo pasaba… al menos quería descubrir si eso que pasaba, eso que sentía era un problema, esto de no poder enunciarlos, si todo era complicado por mi cabeza o si esa sensación rara sin problema anexado, no sería quizás la señal de un dolor próximo, una nueva pérdida, una pérdida diaria como las que vivía a los cinco años.

Me tuve que bajar, guardé a Edipo, y su anticristo, pensé en la lluvia, en mil mesetas, en viajar, en no querer perder nada más. “Somos un conglomerado de partículas reunidas al azar” y esto es un hecho insoportable, para la razón; pero también para los cuerpos sin órganos y las máquinas deseantes… no quiero ser una supermujerhombrenietzschean@, por dos razones: una, porque no quiero volver a ser niña; la otra, porque jamás escribiría que te pienso (que te pienso a veces en el bondi y nunca en el subte)".


Gute Saubidet Bourel


PD: la inteligencia, el don, el talento, la gracia, no está en conocer las reglas; sino, en saber romperlas en el momento justo sin tanto compromiso con el protocolo; romperlas no para decir cualquier cosa, sino para decir esas cosas que de otra forma no podrían decirse más que bajo una lengua africana, una lengua africana que desconocemos.

4 comentarios:

M dijo...

Deseos, los del genio de Aladino (Aladdin para la época obesamente globalizada). La razón, rima con maldición por algo. Sólo los que piensan son infelices, los tarados lo son (infelices) sólo cuando se pegan o se golpean (que nos es lo mismo). Somos pueblos, somos islas, somos continentes que a veces no se contienen y con poco se contentan. No ha sido muy lindo el viaje, desde el 2009, y creo que para mí desde antes, sin embargo, creo que no quiero ya pensarlo. Hay cosas buenas que no vemos por recordarnos que hay mucho que no nos gusta mucho, y dejamos pasar situaciones que nos pudieran gustar más o gustar a secar. Se dice fácil, pero es aún más fácil realizarlo. A veces el mayor obstáculo que tenemos somos nosotros mismos, Hay que saber saltarnos. Un Abrazo.

Bizomáticas dijo...

pero uno, mi estimado M, uno no nace sabiendo.
Abrazo fuerte fuerte y ya lo sé, el 1 gol de tevez no fue justo.
Gute

Nippur dijo...

hola Gute, la cantidad de cosas que has estado escribiendo...
te dejo el comentario acá, porque me gustó e interesó el texto y me gustó esa foto en el muelle.

besos

Bizomáticas dijo...

esa foto es preciosa y cuadra justo con esos momentos de reflexión entre lo que nos pasa con el mundo, el mundo de adentro, lo que leemos y vemos, lo que miramos, lo que nos toca, lo que nos acaricia y esa foto habla de ese momento, de escribir con la cabeza, de manera desordenada e inconexa, porque así hay veces que se sienten las cosas, no Nippur, usted que escribe poesía, sabe más que nadie de aquellos estallidos del alma que nos eyectan hacia la escritura.
Beso enorme
Gute