Mi profe de taller de escritura Alfredo Staffolani, estaba justo on line. Así que le escribí
Agus Saubidet dice:
quiero decirte algo
Agus Saubidet dice:
cuando pasa un tiempo, se forma una distancia tan grande con los textos, que por momentos siento que no me pertenecen, que yo no podría haber sentido algo así, haber escrito algo así. Estoy contenta porque hay cosas que me gustan, mas allá de sentirlo ajeno
Agus Saubidet dice:
pero también es triste no encontrarme más ahí...
Agus Saubidet dice:
o no saber donde estoy.
Te lo quería decir, tal vez porque quiero creer que a todos les pasa lo mismo
alfredo dice:
mmm
alfredo dice:
es difícil
alfredo dice:
lo que pasa agus es que la escritura es siempre falta
alfredo dice:
entonces con el tiempo, esa falta se define, se vuelve más contundente
alfredo dice:
o más precisa
alfredo dice:
y uno se lee con el tiempo y cree que hay un territorio irrecuperable
alfredo dice:
eso debería generar más escritura
alfredo dice:
o nueva
alfredo dice:
o diferente
Agus Saubidet dice:
te juro alfredo que más allá de la puta falta, es una sensación tan rara
Agus Saubidet dice:
yo sé que tirás para adelante, yo también, pero esos desencuentros con uno mismo, joden tanto
alfredo dice:
yo no tiro para adelanta, ojo eh
alfredo dice:
yo pienso de qué manera puedo resolver la escritura con escritura
alfredo dice:
el resto, es uno. en diferentes momentos. viviendo con el pasado, que es más o menos alegre
alfredo dice:
y construyendo presente, más o menos posible
Agus Saubidet dice:
perdón por esta interrupción, quería compartir esto con vos
alfredo dice:
no... por favor
Me quedo con una de tus frases, Alfredo: "pienso de qué manera puedo resolver la escritura con escritura, el resto es uno, construyendo un presente, más o menos posible."
Gracias profesor Staffolani
Agustina Saubidet (Gute)
1 comentarios:
A veces no somos nosotros mismos ni en el momento de escribir. Es un trance. Otras veces somos demasiado nosotros, concentrados en nuestra propia escencia, a un nivel que sería tóxico tener todos los días. Y cambiantes como camaleoines en el tapiz de un circo, es que dejamos huellas que luego no nos quedan. Sí, hay veces que uno no reconoce los escritos más que por el estilo "no es lo que digo, pero está dicho en la forma en que me expreso". Eso pasa también con las palabras que salen de nuestras bocas, nomás que a éstas se las lleva el viento. En breve, creo que lo único constante es el cambio y los escritos son instantáneas del momento. Como esas fotos antiguas en que nos sorprendemos de nuestro peinado y del maquillaje Pompadour.
Publicar un comentario