
La casa tenía grandes ventanales por donde la luz de la luna entraba y algunas noches, la muy cretina ni me dejaba dormir. Pero lo más interesante que tenía el departamento, no era eso; sino que en primavera, entre las siete y las siete y media de la mañana, entraba una luz hermosísima, entre naranjas, rojos y ocres.
La primera vez que descubrí esa luz, observé cómo, a través de las rendijas de la persiana, se proyectaban sobre la pared del comedor un juego de luces y sombras infinito; y vi también que mi propia sombra no podía quedarse afuera de semejante acontecimiento.
Entonces ponía música y se quedaba mi sombra bailando horas y horas hasta que la luz se iba.
Durante tres años, en primavera, siempre llegaba tarde al trabajo.
Agustina Saubidet
Foto Purple Sky "comme d´habitude" de Gonza Saenz, un amigo de la casa, bah, un habitante más de la casa
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