A veces se levantaba generoso y jugaba a regalarnos entretiempos. Entonces y sin previo aviso, osaba dejarnos tecnológicamente incomunicados, cortar la luz, la señal telefónica (preferentemente en pleno día del amigo), o cualquier otro medio, canal o herramienta tecnológica sin la cual sintiéramos que no podíamos continuar con nuestro día conforme a lo planeado. A veces el juego era más simple, y se remitía a una demora en una cola, sala de espera, línea de tren o bondi, o en un banco. A una cita cancelada demasiado tarde, a un vuelo demorado en alguna tierra más o menos lejana.
Frecuentemente acababa por sentirse desilusionado, cual maestro ciruela, de lo que pasaba cuando realizaba su ofrenda de entretiempos.
Con la mirada perdida en el horizonte, confiesa haberse encontrado con muy pocos que sintieran su ofrenda como una bendición, un espacio para ser ellos mismos fuera del sentido del tiempo oficial y establecido, una oportunidad para entender que el tiempo es relativo y que a veces, todo puede esperar.
-“La pregunta es si estos pocos justifican la insistencia en un juego que parece sólo entretener al que lo alimenta” –afirma, al tiempo que se cuestiona a cuántos hombres les gustará jugar entretiempos.
Leri.-
Sin WI-FI
martes, julio 14, 2009
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4 comentarios:
Me encanta la constancia y el empuje que tiene este texto. Como una melodía salida del entrecejo fruncido. Los entretiempos inesperados suelen ser la génesis de una puteada antes que el de una sonrisa, pero cuando se dan los dos a la vez no hay quien pueda para el mundo.
Lo jodido del asunto es que no sabemos si la pregunta es o se hace.
Fe de errata
Donde dice "pero cuando se dan los dos a la vez no hay quien pueda para el mundo", léase: pero cuando se dan los dos a la vez no hay quien pueda paraR el mundo. Le pifié a la rrr.
También hay entretiempos hermosos: ese de caminar hasta llegar a destino escuchando música o mientras uno espera que eso que va a llegar y uno lo quiere (que puede ser un helado de dulce de leche granizado, una boca amada o ese amigo que vuelve de lejos). Esos entretiempos yo los disfruto mucho…mismo si se cortara la luz, hay veces que las velas pueden volver más hermosos los entretiempos sin que la casa se vuelva un santuario.
Claro, no es fácil pasarla bien en los entretiempos cuando lo que viene después es pura incertidumbre o certeza de bajón, pero quién sabe con certeza que viene después del entretiempo, por las dudas habrá que entregarse e intentar pasarla bien, aunque no siempre se pueda.
Saludos, Leri. Muy buen post(comme d´habitude)
Gute.
Gracias Juampi con m, ¿Quién hubiera dicho que un entrecejo y una sonrisa unidos y sin ironías podian ser tan revolucionarios, no? jeje.
La pregunta es un dilema. Personalmente confieso que los entretiempos, después de la puteadas o ansiedades iniciales, suelen arrancarme la exquisita sensación de que no podemos controlarlo todo, y que "todo" a veces no sólo puede esperar, sino que no tiene más remedio que hacerlo. Entonces, abro un cuaderno y, lejos de las urgencias, escribo.
Guterinha, me encantó tu versión optimista del motivante de los entretiempos. Aunque es mi parecer que siempre depende de cómo uno lo vea, independientemente de si el entretiempo es la señal de wi fi o la espera del helado, que también podría derivar en una serie de puteadas a la moza, o a la boca, o al amigo que se hacen esperar, ¿no?
Besos y gracias por sus palabras!
Leri.-
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