De chica una de las cosas que más me gustaba hacer era girar y girar hasta marearme mucho, pero mucho. Después me tiraba en el sillón y cerraba los ojos y entonces la magia se encendía y el mundo entero giraba, y yo era feliz con cada giro.
Otra cosa que me gustaba era poner un espejo boca arriba, como apuntando hacia el techo. Entonces, yo miraba el espejo (que estaba a la altura de mi pecho) y caminaba, pero sintiendo que estaba caminando sobre el techo. Ahí descubrí la fotografía junto con la magia de la mirada.
Gute
lunes, septiembre 03, 2012
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