"A qué viene la noche si no es buscando pájaros. Sobre la profundidad
que abraza mi balcón, asisto sin palabras a la marea ciega y astuta,
sus lápices infatigables, el pausado latido concéntrico de su corazón.
Por eso he abandonado el sueño, saliendo de sus manos por un infinito
estudio y una segura consecración. Ahora estoy enteramente en la actitud
nocturna que las horas más graves exigen. Huyo de los relojes,
establezco distancias invariables de mi cuerpo al llamado de timbres y
campanas. Sostenido en mi balcón por una paciencia osada, miro la calle
llenarse de topacios, en una sorda batalla de sustituciones, hasta que
las aristas de toda construcción son arrastradas por la marea de lo que
viene y las aguas de la sombra ascienden, con aspirados torbellinos
silenciosos, hasta mi refugio. A qué viene la noche si no es buscando
pájaros. Cuando está junto a mi, abro los brazos, la bebo profundamente y
me dejo ir, ya olvidado de resistencias, como un halcón fulminado o una
construcción gótica."
Julio Cortazar
miércoles, febrero 08, 2012
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