El
otro día hablé con un taxista nuevo en su rubro y me contó que desde que se le
rompió el GPS aprendió mucho más de calles y de trayectos que antes.
Me
sonreí, y me quedé pensando.
Vaya a saber por qué extrañas conexiones, mi cerebro llegó a la siguiente
conclusión: “El GPS se inventó para que los hombres no tuvieran que preguntar
más por calles, rutas, empalmes, rotondas. El GPS se inventó para no perderse,
para no preguntar, para estar seguro de que se llegará a destino, en tiempo y
forma.”
¿Y
por qué querríamos evitar pasar por todo eso? ¿Para que no se quejen? ¿para no perder el
tiempo?
Todo
objeto que nos acomoda la vida, nos aleja del deseo.
Anula
el movimiento
cualquier
mirada hacia el afuera
No
equivoquemos la salida. Si faltan letras, ellas no están en la sopa (y menos en un “all inclusive” en Varadero).
Gute
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